El ajo es uno de los cultivos más antiguos que la gente comenzó a utilizar en la cocina y la medicina. Hace cuatro mil años se cultivaba en Asia Central, Irán y Pakistán. Era un producto obligatorio en la dieta de los antiguos egipcios. También se les daba de comer a los esclavos empleados en trabajos duros para darles fuerza y prevenir la aparición de enfermedades. Durante las excavaciones de la antigua tumba del faraón Tutankamón, se encontraron cabezas de ajo.
No a todo el mundo le gusta el olor acre de una verdura. Los indios usaron ampliamente sus valiosas propiedades con fines medicinales, pero con todo su amor por las especias, no la usaron en la cocina. Los griegos y los romanos al principio tampoco favorecían la planta: el olor era muy fuerte y persistente.